Según el FMI, España será la potencia europea que más crecerá en 2015 y 2016. Suelo ser escéptico con este tipo de datos, pero en principio no suena mal. Bien es cierto que la repercusión a pie de calle todavía no se siente (hablo con conocimiento de causa y en primera persona), pero de ahí a decir alegremente que nuestro país es la definición de ruina y de inanición creo que hay una distancia. Más de uno tendría que viajar más.

Siempre hay que ser crítico contra el poder, siempre. Tocar los cojones del que manda debe ser la máxima de la prensa, el cuarto poder, del que todavía me siento parte. Apretar para que no nos manguen, estar alertas y mantener alto el nivel de crítica.

Bien. Llegados a este punto y con este panorama por delante, ayer un animal de bellota decidió quedar de chulito delante de sus amigos (¿sabrá lo que significa amistad?) y propinar un salvaje puñetazo a la primera autoridad de un país que, hasta donde alcanzo a entender, ha sido elegida democráticamente. Este tipejo, escudado en su minoría de edad, se fue del lugar de autos haciendo el signo de la victoria. No se puede ser más imbécil y retrasado. Todo esto a tres días de unas elecciones generales, momento indicado para que cada cual vote lo que quiera. Para eso están las urnas. Si no quiere a Rajoy, pues no lo vote. Y si lo quiere, pues vótelo.

En cualquier país serio (¿qué habría pasado si alguien le da una guantada a Obama?), a este sujeto se le caería el pelo por muchos 17 años que tenga. A mí ese puñetazo me habría tirado de espaldas. Por supuesto no dudaría en presentar la correspondiente denuncia. Rajoy ha entendido que no procede, que golpear a traición a un señor de 60 años en plena calle sale gratis. Bonita manera de demostrar el respeto a la justicia. Lamentable. En fin, no creo que sea la mejor forma de dar ejemplo, porque los actos deberían tener consecuencias. Ojalá se escarmiente en cabeza ajena, pero es dudoso. Queda lo que decida la Fiscalía.

No voy a hablar de los miserables que festejan el puñetazo. No lo merecen. Una mierda para ellos. En algún momento recapacitarán. Tan sólo voy a decir aquello de Forges: ¡País!