Günther Schabowski ha fallecido hace una semana. Quizás su nombre no resulte muy conocido, pero cinco palabras suyas desencadenaron uno de los acontecimientos fundamentales para entender el devenir del final del siglo XX. Hijo de un fontanero, nacido en Anklam en la provincia prusiana de Pomerania, en su juventud no pareció tener problemas para acatar las órdenes de los nazis. Tras la Segunda Guerra Mundial siguió siendo igual de obediente, en esta ocasión con los comunistas. Fue un tipo dócil, cómodo sirviendo como eslabón en una cadena de mando. Llegó a estudiar en Moscú y escaló en la política hasta dirigir Neues Deutschland, el órgano interno del Sozialistische Einheitspartei Deutschlands (Partido Socialista Unificado de Alemania). La información-propaganda (más lo segundo) del régimen totalitario pasaba por sus manos. Gorbachov llegó a verlo con simpatía, hasta el punto de que estaba en muchas quinielas para suceder a Honecker.

Sin embargo, el nueve de noviembre de 1989, en Berlín Oriental, protagonizó un desahogo verbal que dinamitó su posible candidatura y de paso su propio país. Bien es cierto que los hechos iban por delante y que la caída de la República Democrática Alemana era cuestión de tiempo, pero no lo es menos que una rueda de prensa mal diseñada se puede convertir en una bomba. Schabowski debía limitarse a leer una nota de Egon Krenz, el líder del momento, acerca de la supresión de las restricciones para viajar fuera del país. Un periodista alemán pidió la palabra: «¿A partir de cuándo entrará en vigor?». La respuesta fue digna de Gila: «Hasta donde yo sé, inmediatamente».

Los corresponsales presentes pusieron pies en polvorosa y en cuestión de minutos la noticia había llegado hasta el mismo Muro. Los oficiales no estaban al tanto de nada, pero la muchedumbre apretaba. Por la tarde, un militar harto de la presión dio la orden de permitir el paso. Una semana más tarde, Hiltrud Hengst, mi profesora de alemán en el Instituto San Isidoro, trajo a clase una piedra del Muro que su familia le había hecho llegar.

La rueda de prensa de Schabowski es considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.