Arranco este blog sin más pretensiones que pasarlo bien y asentar esta sensación estupenda de considerarme escritor. Cuentan que Napoleón gustaba de preguntar a sus mariscales, antes de certificarlos en el puesto, si eran tipos suertudos. Tal era la consideración que el militar, muy dado a la mística, tenía de la Diosa Fortuna: sólo quería tener a su lado a gente con buen hado. Me pregunto cuál sería la actitud de Napoleón (General Invierno al margen) si publicase un libro a día de hoy, si buscaría la suerte como aliada y dónde la buscaría.

He de reconocer que suelo arrancar varias casas por el tejado: en muchas ocasiones adolezco de un plan de acción y funciono a base de arrebatos. La parte buena es el romanticismo que impregna todo; la mala, el desorden y atropello. No fue hasta después de sacar a la calle Polifemo vive al Este, cuando comencé a estudiar cómo funciona el mercado de la edición en España y en el mundo, sus modelos de éxito. Por qué un libro funciona y otro no, por qué alguno que tiene éxito fue previamente rechazado por alguna editorial, incluso por qué un libro mediocre goza de una gran aceptación. Mi conclusión, tras asistencia a varias ferias especializadas e intensas charlas con profesionales de enjundia, es la siguiente: el peso de la calidad de un manuscrito en su posterior éxito en el mercado no va más allá del 25 por ciento. El resto depende de lo que se genere en cuestión de marketing. Dicho lo cual (puede que me equivoque; de hecho, me gustaría equivocarme), ¿es más interesante escribir bien o fichar a un excelente gestor de redes sociales para formar una comunidad de potenciales lectores-compradores?

Personalmente, con la publicación de Operación Malinche, tengo un buen pálpito. Estoy orgulloso de mi trabajo y le pongo una sonrisa a la vida. Supongo que Napoleón, en mi lugar, trataría de ahuyentar a posibles gafes en la promoción de mi nuevo libro. Yo todavía confío en el poder del boca a boca, aunque quizás le dé una vuelta a lo del gestor de redes sociales…

PD. De mi nueva editorial, la que he abierto, les hablo en otro rato.