He pasado fin de año solo en una playa del Atlántico marroquí donde no llega la cobertura telefónica. No hay agua potable ni electricidad. Tiempo para mirar adentro y poner las ideas en orden. Nadie dijo que no fuera duro situarse frente al espejo, pero por muchas razones es justo y necesario. Es lo que tiene la catarsis. Pienso que cada año habría que salvar un par de días únicamente para meditar.

Tomo prestados unos versos de mi amigo y excelente poeta Carlos Vaquerizo.

 

Rasgué mis vestiduras, frente al mar.

Rompí todos mis versos, frente al mar.

Sostuve mis pecados, frente al mar.

Entoné mis plegarias, frente al mar.

Y perdoné a mi dios y a su silencio,

frente al mar.