27 de septiembre de 2013. Leo Messi y su padre Jorge Horacio acuden al Juzgado de Instrucción número tres de Gavá para declarar como imputados por fraude fiscal. El final de dicha declaración coincide con la hora de salida de los colegios y muchos curiosos, niños la mayoría, se congregan a las puertas de las dependencias judiciales. “Messi campeón” y “Messi presidente” es lo que más se escucha. Algunos le piden autógrafos y le estrechan la mano. Queda demostrado que España es un país muy capacitado para hacer el ridículo. Espero que esos tipos de ética distraída que aplaudieron no se quejen cuando los servicios públicos sean deficientes. A ellos no les parecía mal que un millonario pudiera haber defraudado… Pues que arreen.

Ahora hemos sabido que Leo Messi ha sido condenado a 21 meses de cárcel por defraudar 4,1 millones de euros a Hacienda, es decir, a todos nosotros. El Tribunal califica los hechos de “extrema gravedad” y asegura que actuó con “ignorancia deliberada” cuando evitó enterarse de lo que estaba sucediendo a su alrededor mediante “medios fiables, rápidos y ordinarios”. Lo más antiguo del mundo: nos ha querido hacer creer que no paga impuestos porque es lelo y no entiende del dinero que gana. En plan infanta.

El ¿presidente? del FC Barcelona, entidad politizada hasta el tuétano, conocedor de la sentencia, ha dicho en un tuit lo siguiente: «Leo, quien te ataca a ti, ataca al Barça y a su historia. Nos defenderemos hasta el final. Siempre juntos!» (la ausencia del protocolario signo admirativo de apertura es suya). Para firmar una actuación más bochornosa  aún, el portavoz del club, Josep Vives, ha apuntado en sala de prensa: «Entendemos que Messi no es culpable. No tiene ninguna responsabilidad penal. Estaremos a su lado hasta donde sea necesario». El club azulgrana ha puesto en marcha una campaña de apoyo al rosarino (excelente jugador, eso está fuera de duda) en el vertedero en que se han convertido las redes sociales bajo el emblema: #TodosSomosMessi. Menudo asco. Por cierto, se me había olvidado señalar que el FC Barcelona ha admitido la comisión de dos delitos fiscales y aquí no passsa nada.

Mientras tanto, la ¿¿monja?? Sor Lucía Caram, una señora de solvencia probadísima, dice que el futbolista argentino, alma cándida, sufre una campaña de persecución y que “no creo que miente en su declaración”. Apostilla: “El ensañamiento contra Messi es sospechoso”. Resulta que esta religiosa es una sagaz investigadora penal y yo no me había enterado… Y esta mujer es mediática. ¡Qué país tenemos!

Como todo lo comentado anteriormente va a misa, a la misma que quizás no frecuenta tanto Caram, declaro que YO no soy Messi. Muchos han tendido a ser indulgentes porque se trata de un súper futbolista y les encanta verle jugar, pero los hechos son los hechos. Y a mí me gusta la decencia. No estaría de más pedir disculpas públicas y prometer no volver a actuar de forma delictiva, que para eso se trata de un icono y presunto ejemplo para cientos de millones de personas en el mundo. Eso sería un acto de hombría y supongo que es mucho pedir. Espero equivocarme.

PD: En otro momento tocaré el tema de los h. de p. que celebran la muerte de un semejante, torero en este caso.