El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Ghebreyesus, ha descartado la consecución de la inmunidad de rebaño como una respuesta adecuada para combatir la pandemia de coronavirus. Recordemos que este tipo perteneció a un partido marxista leninista que tomó el poder de forma armada en Etiopía y que fue el candidato promocionado por la dictadura china para mandar en la única organización mundial capacitada para declarar una pandemia internacional. Demasiado poder para tan pocas manos que, además, hieden a corrupción y responden a los intereses de los financiadores privados que sostienen la OMS… y que esperan sacar beneficios.

Recordemos que la gestión de la salud es un (cochino) negocio, mucho más allá de la mascarada de la propaganda que nos insiste en que la OMS es buena y que debemos obedecerla sin rechistar. La inmensa mayoría de los gobiernos nacionales, como el español, ha delegado las decisiones troncales de su política sanitaria a la dichosa OMS. Esta organización tan sospechosa es la que realmente mueve el cotarro.

Decía que el señor Ghebreyesus, títere de sus financieros conectados con las grandes farmacéuticas que anhelan el negocio de la vacuna que nos venden como única salida, acaba de sostener públicamente que encaminarnos hacia la inmunidad de grupo es una mala idea, así que apuesta por mantener e incrementar las durísimas medidas restrictivas que ahora gobiernan nuestras vidas. Dice que sería demasiado doloroso enfrentarnos a una propagación total de una enfermedad… que tiene una tasa de mortalidad menor al dos por ciento.

La gran pregunta que queda es: ¿es mejor tener una vida reducida, con montones de restricciones para las relaciones personales, triste a más o no poder, deprimente, donde manda el miedo al contagio, que además nos empobrece más y más, y que nos llevará a desórdenes sociales?, ¿o es preferible identificar ese dos por ciento de la población más vulnerable, asumir que habrá bajas, protegerlo y que el resto siga viviendo y produciendo, para que haya recursos para el resto de necesidades y de enfermedades? Recordatorio: sólo de cáncer morirán este año en España en torno a 120.000 pacientes, una cifra muchísimo mayor que la del covid y que crecerá en el futuro si el país entra en bancarrota y la sanidad pública se resiente.

Decidan: obedecer sin rechistar a una oscura organización globalista deudora de las grandes farmacéuticas o asumir que el control total de un virus es imposible, estúpido de pretender, una tarea que nunca acabará y que nos empobrecerá hasta un límite nunca visto. Además, nos convertirá en una sociedad infeliz (¡nos obligan a llevar mascarilla hasta haciendo deporte y vivimos bajo la amenaza de un nuevo confinamiento!) y dependiente de subsidios cada vez más miserables. La sociedad civil debe pronunciarse y no sólo aceptar el bombardeo de propaganda infantiloide de los medios de comunicación apesebrados.

Decidan.

 

La foto es de La voz de Galicia.